¿QUÉ ES SER UN BUEN DOCENTE?
Cuando pensamos en qué es un buen profesor o profesora probablemente nos centremos en su habilidad para explicar los contenidos sobre la asignatura que debe presentar en su clase. Cómo desarrolla todos sus conocimientos y hace que los alumnos los comprendan a la perfección. Pensamos en alguien inteligente y culto que sabe de muchas cosas y lo transmite de la mejor manera. Creemos que un buen profesor sabe resolver cualquier problema de matemáticas o sabe nombrar los reyes de España por orden cronológico.
Todo eso está muy bien, de hecho, creo que es necesario que el profesorado sepa transmitir al alumnado los conceptos necesarios para aprender y aprobar la asignatura correspondiente. Sin embargo, yo tengo mis dudas sobre si es lo más importante en un docente.
Si preguntáramos a los padres y madres de estos alumnos, ¿qué dirían que es lo más importante para ellos?
De todas las funciones del profesorado (ver imagen), quiero subrayar el hecho de que un profesor debe fomentar los valores de tolerancia, respeto, democracia y paz en sus clases. Por lo tanto, si nos sujetamos a las ideas de la LOMLOE, un docente no solo debe enseñar, sino educar. Debe acompañar al joven en su proceso de crecimiento y maduración para así comprender mejor las dificultades por las que pasa. Es la llamada educación integral.
Y eso, ¿qué es?
Eso es pensar en que nuestros alumnos no son meros oyentes, no son jóvenes que van a la escuela a hacer las tareas, los exámenes y se van. Los alumnos son personas, ni más ni menos. Tienen un contexto social, piensan y sienten, crecen en un entorno más o menos propicio para sus estudios, tienen buenos y malos días, en definitiva, tienen una vida fuera del aula que merece su consideración.
Por todo esto, creo que un buen docente no solo es aquel que ayuda a sus chicos y chicas en su desarrollo intelectual, sino también en su crecimiento personal. Es aquel que crea un buen clima en su aula y forma a sus alumnos para que se comporten igual fuera de ella. Es quien los motiva y estimula cada día para aprender algo nuevo. Es quien sabe entender que hay alumnos que cuando se vuelven a su casa no pueden hacer 2 horas de deberes porque su familia trabaja 16 horas en un bar y no pueden ayudarles, es quien observa lo suficiente a sus jóvenes como para ver si alguno de ellos tiene dificultades de inclusión, de integración o incluso cognitivas.
¡Os leo!
Hola, estoy de acuerdo contigo en lo de la tarea. Dar demasiada tarea o incluso darla es una gran fuente de estrés y desigualdad. Creo que es muy mejor tratar de desarrollar el trabajo continuo en el aula. Por ejemplo, supervisando la calidad de los cuadernos y realizando pequeñas pruebas de conocimientos con frecuencia para que los alumnos se acostumbren a trabajar en la continuidad y no sólo en vísperas de los exámenes.
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